Iba un misionero caminando por la selva, cuando de pronto lo rodea un grupo de salvajes caníbales, y se veía que no tenían muy buenas intenciones.
En eso, el cielo se abre, aparece un rayo de luz y se escucha una voz profunda que le dice:
- No, todavía no, lo que debes hacer es quitarle la lanza al jefe caníbal y clavársela a su hijo en el corazón.
Entonces, el hombre pelea con el jefe, le quita su lanza y se la clava en el pecho al pequeño que estaba junto a él, ante el asombro de todos los caníbales.
El hombre mira al cielo, y se vuelve a escuchar la voz:
- Ahora sí, estas completamente perdido.
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