La extraordinaria hazaña de Kelley nos recuerda que debemos permanecer activos todo el tiempo que podamos. Demasiadas personas llegan a la mitad de su vida y ponen el cuerpo en neutro. Y los cristianos muchas veces ponen su servicio a Jesucristo en la misma posición de inactividad.
Todos nosotros tenemos la responsabilidad delante de Dios, entre tanto que Él nos dé fortaleza física y mental, de trabajar con entusiasmo "como para el Señor" (Colosenses 3:23). No se nos llama nunca a retirarnos de la vida y "deslizarnos" hacia el cielo.
El salmista dijo que los justos "en la vejez darán fruto" (Salmo 92:14). Para los que tienen la capacidad física, eso significa seguir en servicio activo. Para los que ya no pueden moverse, significa ser activos en oración y en el servicio silencioso.
Cerciorémonos de que por más tiempo que pase, esto, no nos impida dar fruto. Tenemos que seguir adelante para Dios.
BENDICIONES
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