Se dice que un arqueólogo estaba visitando un pueblo indígena del que no sé tenían mayores registros ya que se encontraba entre las montañas en un lugar casi imposible de llegar. Atento a cada piedra y cada movimiento de los nativos sin perder detalles y escribiéndolo en su anotador, el arqueólogo registraba cada cosa con mucha atención. Pero en un momento se encontró frente algo que verdaderamente no esperaba. Detrás de unas colinas se topó con una llanura que denotaba ser un lugar muy especial. Preguntó de qué se trataba y le dijeron que ellos llamaban a ese sitio “el lugar de la vida”. Sin pedir permiso se acercó a este lugar a ver de qué se trataba. Lo que resaltaba eran cientos de piedras que se encontraban allí una al lado de la otra. En cada piedra había un nombre y una fecha “1897-1899” en otra “1923-1925”, lo cual indicaba que este era un cementerio de niños casi bebes exclusivamente, ya que todas eran menores a 5 años. Entonces el arqueólogo se emociono y empezó a llorar, pensando en el dolor de este pueblo por estos niños.
Cuando se alejaba del lugar un nativo le pregunto por qué lloraba. El hombre le comento que haber estado en un cementerio de niños no es muy fácil, a lo que el nativo asombrado le explicó - Ese no es un cementerio de niños. Lo que sucede allí es que en todas generaciones del pueblo, cada uno de nosotros lleva un registro minucioso en un libro de la vida, de aquellas cosas que nos alegran y que valen la pena ser vividas. Entonces, el día de nuestro fallecimiento se cuentan todos esos días y se suman, lo que nos da el tiempo total que en realidad vivimos en este mundo. -
Quedé impactado con esta hisotria. Hacer la voluntad de Dios, es aquellos días que en realidad se pueden escribir en este libro secreto que cada uno posee y que cada uno tiene en su poder y que vale la pena ser contado y vivido. La voluntad de Dios es ese hermoso camino de amor que Dios nos trazó para bendecir a nuestro prójimo. Es ese mundo donde no existen los espejos, solo se puede ver a los demás y es imposible mirarse a solamente a uno mismo. En este lugar donde tres palabras dominan el vocabulario, amor, pasión y entrega.
En un viaje imaginario tuve una entrevista con algunos de nuestros más famosos antepasados (tal vez el sueño de todos) y pude hacerles esta pregunta:
¿Por qué hacer la voluntad de Dios es mejor? :
Elías me contestó “ Es la única manera que aprendí para que caiga fuego del cielo y mostrarle a los hermanos débiles en la Fe quien es Dios”. Pedro y Juan con alegría me contaron “ Porque es hermoso dar lo único que tenemos, el amor de Dios. Cuando lo vimos correr allá en la puerta de La Hermosa, unas lagrimas empezaron a correr por nuestras mejillas, su vida fue trasformada”. Abraham con tono muy serio me dijo “ Sino todavía estaría esperando tener un hijo” Y Job termino diciéndome “Porque es la mejor manera de aprender que, no todas las perdidas que tenemos en la vida, son un castigo”
Me ayudaron a darme cuenta que hacer la voluntad de Dios tiene que ver con vivir la plenitud de la vida que Dios ha preparado para cada uno de nosotros. Aquellos que han vivido su vida para compartirla con los demás, pueden levantar su voz para decirnos que la vida vale la pena vivirla dejando a tu paso una marca del amor de Dios en cada vida.
Una mujer llamada Teresa nos dejó a mi esposa y a mí los siguientes pensamientos:
No te detengas. Haz la voluntad de Dios de todos modos.
Fuente: www.DiosHablaHoy.blog.com.es
BENDICIONES
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