Reflexión - Semana Santa: La entrada triunfal en Jerusalen

JUAN 12: 12-19

El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!.

Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito:

No temas, hija de Sion;

He aquí tu Rey viene,

Montado sobre un pollino de asna.

Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho. Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos. Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal. Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.

Jesús al entrar en Jerusalén fue recibido de forma gloriosa, entro dando esperanza a las personas de aquel tiempo, ya que al ir montado sobre un asnillo era señal de paz y esperanza, cosa contraria al entrar montado en un caballo, ya que esto era señal de guerra, pero como vemos y sabemos, no sólo daba esperanza a las personas de esa época, sino a las de este tiempo igualmente, ya que es la esperanza y el sentido o la razón de ser de cada ser humano; también nos damos cuenta que entro en Jerusalén cumpliendo una profecía, como lo vemos en Juan 12:15 "No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino hijo de asna."

En el evangelio de Mateo en la misma escena el narra y describe que una gran multitud lo esperaba y cuando iba entrando le tendía sus mantos y otros cortaban ramas (por eso también al recordar esto se le llama "Domingo de ramos") y las ponían en el camino, reconociendo y rindiéndose a Jesús.

Por último los fariseos indignados declararon al decirse ellos mismo esto: " Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él. ". Asi como una gran multitud le aclamaba en aquel glorioso momento lleno de esperanza, paz y amor, asi un mundo de hijos de Dios le estará alabando en la nueva Jerusalén por toda la eternidad.

BENDICIONES