Mirad lo que oís
Cuida tu corazón de las murmuraciones y ofensas. El perdón es el único camino para lograr una vida cristiana feliz y entregada al Señor.El enojo es un sentimiento que no es malo por sí mismo. La Biblia dice “airaos pero no pequéis”. Esto significa que cuando estás enojado no invoques el nombre de Dios o pienses que actúas con su aprobación porque te equivocas. La ira del hombre no obra la justicia de Dios. Los cristianos somos capaces de justificar nuestro enojo hasta con las Escrituras, en medio de un pleito recitamos la Biblia entera y recordamos las prédicas completas sobre el tema que consideramos fundamenta nuestro malestar.
Enojado no actúas con la aprobación de Dios. Aunque hay momentos en la vida donde el enojo puede impulsarte a hacer cosas buenas. Martín Lutero decía: “nunca trabajo mejor que cuando estoy inspirado por el enojo porque cuando estoy enojado puedo escribir orar y predicar bien porque entonces todo mi temperamento se despierta, mi entendimiento se agudiza y todas las variaciones mundanas y tentaciones se alejan”.
Por supuesto que este hombre que fundó la iglesia protestante es recordado por su mal carácter, sin embargo usó el enojo para bien. Muchas veces el enojo puede hacer que reacciones y actúes positivamente en situaciones extremas. También puede alertarte frente a la mediocridad. Por ejemplo, si llegas a tu casa y te das cuenta que estás harto del desorden, la incomodidad te hace reaccionar y ordenar. Cuando estás cansado de que las cosas te salgan mal, puedes emprender un cambio. No significa que debes enojarte para hacer las cosas apropiadamente. Debes procurar hacer las cosas sin molestarte, pero si estás enojado canaliza esa energía para bien.
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