Busca Entradas - Ejem. Dante Gebel, Manny Montes, Alex Campos, etc.
viernes, 24 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Palabra del Día - Isaías 25:1
Frase del Día
miércoles, 22 de septiembre de 2010
NOTICIA - Estudiantes cristianos suspendidos por ejercer su libertad de religión

Un director de la Escuela de Nuevo México, ha tomado represalias en contra de tres estudiantes cristianos hasta tal grado de suspenderlos, porque estos jóvenes estaban distribuyendo pulseras para la abstinencia y modelos de plástico de bebés con 12 semanas de gestación para llamar la atención y decir no al aborto.
La escuela, ahora ha sido demanda por Liberty Counsel, quien está defendiendo a las familias y los estudiantes que fueron intimidados, y suspendidos por ejercer su libertad de religión mediante estos objetos evangelísticos.
Mathew Staver, fundador y presidente de Liberty Counsel y Decano de la Liberty University School of Law, comentó: “Algunos profesores están preocupados por sus alumnos dándoles balas, y esta escuela suspende los estudiantes sobre un versículo de la Biblia. Estos estudiantes están viviendo sus creencias cristianas y mostrando amabilidad. Es indignante que los funcionarios de la escuela Roswell, los suspendieran por el mero hecho de su fe cristiana”.
No era la primera vez que estos estudiante hacían esto en la escuela, cerca de 25 estudiantes cristianos regalaban donas con versículos de la Biblia. El grupo de estudiantes también habían repartido bocadillos, chocolate caliente, y bastones de caramelo para el alumnado y el profesorado.
Cuando los bebés de plástico fueron entregados a los profesores de la escuela, el director dijo: “Es hora de cerrar esto”. Sin embargo, “esa mañana, una alumna había decidido quitarse la vida debido a su anterior decisión de abortar. Cuando recibió un bebé modelo con la Sagrada Escritura, ella temerosa y maravillada, lloró y oró con los estudiantes y su vida se salvó con el perdón de Dios, tanto física como espiritualmente”, dijo Staver.
Pero el director de la escuela Roswell, Rubén Bolaños, exigió que dejaran de distribuir todos los objetos evangelísticos. “No me gustan los cristianos. Lo único que hacen es sonreírte y luego te apuñalan por la espalda”, expresó.
Fuente: NoticiaCristiana
Biografía - Morachel Family

Los integrantes de este grupo son Jhonny Morachel (JJ), Daniel Morachel (DANIELITO) y Denny Morachel (DAN-7). Quien ha decidido realizar su carrera en medicina y dejar el grupo, pero el ministerio aun continúa con Jhonny y Daniel (los hermanos).
En el 2001 ya pasan a formar parte de otro grupo llamado “Voice Squad,” en la cual el Mayor de ellos, Denny, empezó a formar parte también. En dicho grupo eran músicos, aunque quizás no tenían la suficiente capacidad para tocar, pero hacían el esfuerzo por ayudar a su grupo, ya que en algunas de sus presentaciones les daban participación para cantar algunos temas que aun no habían grabado como morachel family, y que no han grabado aun. Aunque no eran morachel family , si cantaban pero de underground en los barrios y en la iglesia.
Para el 2002 Jhonny y Denny pasan a formar parte de la orquesta revelación maranatha, y Daniel, a pesar de su corta edad, estaba en voice squad y maranatha primero que ellos, como percusionista. Este grupo también les daba oportunidades para cantar en algunas de sus presentaciones. Jhonny solía tocar el saxo alto, Denny la güira y Daniel las congas.
Para el 2005 Ya empieza a formarse lo que es Morachel Family, una agrupación que se caracteriza por llevar alegría, gozo y la palabra de Dios a través de la música de manera que los que no conocen a Cristo, puedan conocerlo y saber de Él.
Morachel Family dice: Dios bendiga a todos. Desde nuestro Corazón.
martes, 21 de septiembre de 2010
Reflexión - Expediente Borrado
Su esposa se lo había dicho antes de salir de casa: "Ese no iba a ser un buen día".
Era un extraño presentimiento que le rondaba por la cabeza hacía semanas. Su esposo convivía con el peligro y la muerte era moneda corriente en la disipada vida de su amado; cualquier día, podía ser el último que lo viera con vida. Pero esta vez, era distinto.
Ella sentía un helado presagio, una nefasta premonición.
Y ahora, el llamado telefónico le quitó cualquier duda.
-¿Señora de López?
-Ella habla.
-Le hablo del departamento de justicia de la ciudad. Lamentamos comunicarle que su esposo, Héctor López, fue detenido esta mañana, mientras intentaba robar el Banco Central -el hombre continúa sin pausa-. Usted sabe cómo operan las leyes en nuestro país, por ser reincidente, no tiene derecho a apelar ni a un juicio justo. Será condenado esta misma tarde.
La mujer deja caer el teléfono, un escalofrío la recorre entera, mientras que siente que sus pies ya no la sostienen.
"No debiste casarte con él, nunca fue un buen hombre", le había pronosticado su madre y hoy pagaba la factura por una mala elección y el desoír el consejo materno. Pero que fuera un delincuente, no disminuía el amor que sentía por él. Hubiese preferido un abogado, un ingeniero o un albañil, pero no tuvo esa fortuna. Su esposo es un ladrón y el gobierno lo acababa de apresar.
No le habría asustado que estuviese privado de la libertad, ya había pasado por esa situación antes. Lo dramático era que esta vez no habría misericordia del juez, y la sentencia era inapelable.
"Solicito todo el rigor de la ley, aplicando la pena de muerte inmediata", habría pedido el fiscal a un tribunal con sed de justicia. Es que ese no iba a ser un buen día, pensó la mujer una y otra vez. No debió haberse levantado de la cama.
Era una tarde gris, helada, con una llovizna que cortaba la cara.
"Tal vez lo perdieron las malas compañías", reflexionó mientras recorría la calle principal.
"Su socio en las andadas también fue sorprendido en el lugar del hecho, y morirá junto a tu esposo", le susurró una vecina a modo de desgraciado consuelo. De igual modo, ya no importa buscar culpables, lo cierto es que su esposo iba a terminar como ella lo había soñado en tantas pesadillas: en la peor de las muertes, las más vergonzante, las más cruel, la más atroz, la muerte pública. La dama no pudo despedirse de su amado, es que los ladrones no cuentan con ese lujo, no hay piedad, humanidad ni últimos deseos para los condenados a la pena máxima.
La dama se abre paso entre la multitud que exige justicia. La gente está enardecida, exaltada. Para muchos, hoy es un día de loable justicia. Los delincuentes pagarán por sus crímenes.
El horizonte recorta tres cruces, la de su esposo, la de su compañero en las correrías y la de un desconocido. Ella conoce a su marido y al otro ladrón, pero le resta importancia al tercero.
"Otro infeliz que condenará a otra viuda y sus huérfanos al olvido y la desgracia", piensa. El cuadro es estremecedor. No la culpen por no llorar, ya gastó todas sus lágrimas en una vida miserable junto a quien le prometió amor eterno y ahora cuelga de una cruz. Gritos, súplicas, latigazos, sangre, ira. No quiere mirar a su esposo, está allí, pero prefiere no recordarlo así. Solo observa el árido suelo, mientras la sangre surca la tierra entre los dedos de sus pies.
Uno de los ladrones, el cómplice de su esposo, insulta al desconocido de la cruz del medio. Y una voz conocida, casi imperceptible, se enoja: "¿Ni aun temes a Dios, estando en su misma condenación?"
La mujer está sorprendida. Su esposo acaba de salir en defensa de otro delincuente. Eso es ridículo, si se tiene en cuenta que Héctor López pregonaba una filosofía: "Nunca te metas en la vida de los demás, que cada uno aprenda a defenderse por sí mismo".
Por eso, ella no entiende. Su esposo jamás habló por nadie ni puso su cara por desconocidos. "Este es un mundo egoísta", solía decir al brindar.
-Acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino -dice ahora.
Era la inconfundible voz de su esposo, sin duda, implorándole al desconocido de la cruz central.
-Hoy estarás conmigo en el paraíso -promete el otro, como si en su condición pudiese cumplir algo.
En la cruz se ruega piedad, no se prometen paraísos -piensa la mujer.
Ella levanta la vista por primera vez. Quizá para mirar a los ojos de su esposo de nuevo o para entender el diálogo tan extraño que acaba de oír. El socio de su esposo sigue maldiciendo. El desconocido del centro pareciera un inocente que paga por algo que jamás cometió y debe estar loco como para prometer paraísos y su esposo, su esposo... sonríe. No tendría por qué sonreír, no hay razones. Hizo de su vida un mundo miserable y pende de una cruz frente a miles de ciudadanos enojados. Pero Héctor López se encuentra con la mirada de su esposa y le dibuja una sonrisa. Un último gesto de que todo estará bien, a pesar de todo. El gesto de los que se encontraron con la gracia en el momento menos pensado. Ella tampoco sabe por qué, pero presiente que su esposo finalmente encontró algo distinto. No entendió bien el diálogo de los condenados, pero supo que algo había cambiado allí, a escasos metros de ella, en lo alto de la cruz.
Su esposo cuelga de un madero, pero en forma inexplicable, irracionalmente, sonríe. Ella le devuelve el gesto en el lenguaje del silencio, ese que solo pueden interpretar los que se han amado lo suficiente como para no tener que hablar. Su esposo acaba de encontrarse con la gracia en el minuto final. Segundos antes de la cita con el verdugo inevitable, la muerte. Ella sabe que no puede implorar justicia y mucho menos misericordia. Ella sabe que su esposo paga por crímenes verdaderos. Está consciente de que ese era el final del camino, el terminal de la vida, tarde o temprano. Pero ahora, la última sonrisa de su esposo le devuelve la calma. La sonrisa que se dibuja entre la sangre y los moretones, extrañamente, la compensa por toda una vida miserable.
Su esposo parece no pender de una cruz. Muere como si lo hiciese de viejo, en una cama caliente, rodeado de sus seres amados, luego de haber vivido una buena vida. El hombre no mereció nietos, ni años altos, una cristiana sepultura o una importante lápida. Pero alguien, tan condenado como él, le prometió el paraíso en lo alto de la cruz. Ese, no iba a ser un buen día. Y mucho menos, existía la más remota posibilidad que terminara bien. Héctor ha dejado de respirar, pero nadie se explica por qué aún sonríe.
La dama no entiende nada acerca de teología, paraísos y redentores. Solo sabe que algo milagroso acaba de ocurrir. Ella descubrió el secreto: si para encontrarse con el paraíso había que venir a la cruz, valió el esfuerzo de haberse levantado.
Ahora quiero que me respondas algunas preguntas:
¿Cuántos coros de iglesia aprendió Héctor?
¿Cuántas veces escuchó un sermón?
¿Qué credenciales tenía?
¿Cuál era su llamado?
¿Y qué me dices de su ministerio? ¿Crees que tenía alguno?
¿Respondiste lo que creo?, pues déjame agregar que además te lo encontrarás en el cielo, junto a Moisés, David y el apóstol Pablo.
Damas y caballeros, eso es "gracia".
- Dante Gebel
Adaptado de "El código del Campeón"