"Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera."
Lucas 6:8
En mi función como secretaria de la iglesia, conozco a muchas personas necesitadas. Un día, una mujer muy necesitada vino a la iglesia. Su familia estaba viviendo en su auto. Su esposo trabajaba, pero no ganaba lo suficiente para mantener a una familia de cuatro. Pensé en que podría ser yo la que estuviera buscando ayuda de un extraño. La única ayuda que podía darle era enviarla a un centro de alimentos en otra iglesia. Su desesperación era tan clara como mi incapacidad para ayudar de manera trascendente.
La mujer regresó a menudo, sólo para sentarse a hablar conmigo. Eventualmente, sus visitas se convirtieron en celebraciones a medida que mejoraba la situación de su familia: Ella, encontró trabajo, se mudaron a una casa, su esposo se estaba preparando para trabajar. Las condiciones finalmente estaban mejorando para ella y su familia.
Un día, mientras estábamos compartiendo un sándwich, ella se acercó a mí y dijo: "Me diste más de lo que te imaginas. Tú me trataste con respeto y paciencia, cuando yo necesitaba a alguien que me escuchara. Tú me animaste a tener fe en el plan de Dios, y todo funcionó".
Necesitamos cada día más del amor de Jesús, para que cuando llegue el momento, ayudar a los que nos necesitan.
BENDICIONES
Fuente: Sra. Patti Marshall (Oklahoma, EUA)
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